poema de Alberto Blest Gana.
Seres queridos te miré sañuda
arrebatarme,
y te juzgué implacable
como la desventura, inexorable
como el dolor y cruel como la duda.
Mas hoy que a mí te acercas,fría,muda,
sin odio y sin amor,ni hosca,ni afable,
en tí la majestad de lo insondable
y lo eterno mi espíritu saluda.
Y yo, sin la impaciencia del suicida,
ni el pavor del feliz, ni el miedo inerte
del criminal,aguardo tu venida;
que igual a la de todos es mi suerte:
cuando nada se espera de la vida,
algo debe esperarse de la muerte.
ALBERTO BLEST GANA