"El camino de la vida"

Publicado en por paola

 

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De prisa como el viento van pasando

los días y noches de la infancia.

Un ángel nos depara sus cuidados,

mientras sus manos tejen las distancias.

Despues llegan los años juveniles,

los juegos, los amigos, el colegio;

el alma ya define sus perfiles

y empieza el corazón de pronto a cultivar un sueño.

Y brotan como un manantial

las mieles del primer amor,

el alma ya quiere volar

y vuela tras una ilusión.

Y aprendemos que el dolor y la alegría

son la esencia permanente de la vida.

Y luego cuando somos dos en busca del mismo ideal

formamos un nido de amor

refugio que se llama hogar

y empezamos otra etapa del camino

un hombre, una mujer

unidos por la fé y la esperanza.

Los frutos del amor que Dios bendijo

alegran el hogar con su presencia

a quién se quiere más sino a los hijos,

son la prolongación de la existencia.

Despues cuántos esfuerzos y desvelos

proque no les falte nunca nada,

para que cuando crezcan lleguen lejos

y puedan alcanzar esa felicidad tan anhelada.

Y luego cuando ellos se van,

algunos sin decir adios,

el frío de la soledad

golpea nuestro corazón;

es por eso amor mío que te pido

por una y otra vez si llego a la vejez

que estés conmigo.

                                      HÉCTOR OCHOA

Etiquetado en poema

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A
esto es obra de un escritor famoso?
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A
<br /> Hola Pao, mis comentarios son los siguientes:<br /> 1. La infancia, es quizás la mejor época del ser humano, no porque en ella haya exceso de felicidad, sino porque hay carencia de dolor.<br /> 2. Los años juveniles, quizás los que más nos marcan, porque en ellos jugamos a ser mayores, rodeados de locuras e inconsciencia.<br /> 3. El primer amor, ese en el que fuimos primeramente correspondidos, ese no se olvida pero se añora, porque nadie se casa con su primer amor.<br /> 4. Dolor y alegría, caras de una misma moneda, donde lo mejor sería que la moneda se mantuviera siempre girando, haciendo de la vida un equilibrio.<br /> 5. Cuando somos dos, qué difícil sentir lo mismo, amar igual, encontrar nuestra alma gemela, ser felices.<br /> 6. Los hijos, prolongación de la existencia. Con resignada aceptación permitimos que nuestra luz decaiga pera que la de ellos brille,<br /> 7. Cuando se van, algunos sin decir adiós, porque aunque tienen la mitad de nuestros genes, no nos hacemos responsables del influjo que ejerza la otra mitad.<br /> 8. A nuestro amor hay que pedirle, en nuestra vejez, una y otra vez, que esté con nosotros. Es ahí donde nace la el comentario anterior. De la otra mitad de los genes.<br /> 9. En resumen, me gustó, el trabajo de H. Ochoa, saludos, bye.<br /> <br /> <br />
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